Desde DiR no quedamos ajenos a la grave sequía que afecta a nuestro país. En consecuencia, estamos impulsando medidas para reducir el consumo de agua en todos nuestros clubs. Medidas que, probablemente, percibirá como usuarios en términos de confortabilidad en el uso de duchas y grifos, pero que entendemos necesarias en momentos como el actual. Medidas que se suman a las que, desde hace años, DiR aplica especialmente en materia de innovación, sostenibilidad y eficiencia energética.
Sabemos que los abonados de DiR sois personas comprometidas con nuestro planeta y el medio ambiente. Y por eso les agradecemos la comprensión e implicación en la optimización del agua que utilizamos en nuestros centros deportivos. Muchas gracias.
A pesar de estar convencidos de que debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para contribuir al ahorro de agua, no podemos dejar de manifestar nuestro malestar por el hecho de que, una vez más, el sector de la actividad física ha sido utilizado por parte de las autoridades para concienciar al conjunto de la ciudadanía ante decisiones críticas e impopulares.
No todo vale. Nuestro sector ya fue uno de los más golpeados en la larga duración de la pandemia por COVID19. Y parece que ahora se pretende hacernos pasar por lo que no somos: derrochadores de agua. La actividad física es hoy una actividad esencial que contribuye a la mejora de la salud física y mental de la ciudadanía, que muchos usuarios practican por prescripción médica, genera empleo, dinamiza la economía y genera cohesión social. Y que se desarrolla por parte de los operadores con criterios de control y sostenibilidad.
Podemos afirmar que ducharse en los centros deportivos supone un consumo de agua entre cuatro y cinco veces menor que ducharse en los domicilios particulares. Y quienes, como DiR, llevamos 45 años gestionando instalaciones deportivas, sabemos qué medidas hay que aplicar de forma efectiva para reducir el consumo de agua.
Nosotros estamos comprometidos: hacemos y haremos todo lo que esté a nuestro alcance. Pero las autoridades deberían escuchar y consensuar con el sector las medidas a aplicar, lo que a fecha de hoy no se ha hecho. Medidas en el corto plazo para hacer frente a la emergencia. Pero, especialmente, medidas estructurales encaradas a resolver de forma definitiva el abastecimiento de agua en un contexto de cambio climático.
En este sentido, nos preguntamos cómo es que un país como el nuestro, con más de 500 kilómetros de costa, no dispone todavía hoy de un sistema de desaladoras que nos garantice el suministro de agua de boca, ¿independientemente de las lluvias que se produzcan?
¡Confiamos en que el sentido común sea el que impregne las decisiones que todos tengamos que tomar y le animamos a seguir disfrutando de sus Clubs DiR!
Muchas gracias.
¿Que piensas?