Descubre los pequeños cambios que puedes incluir en tu día a día y que te permitirán mejorar tus defensas y la calidad de vida
¿Por qué algunas personas nunca están enfermas y otras, en cambio, se pasan el año con resfriados, gripes o gastroenteritis? La genética y otros factores tienen que ver, está claro, pero no tanto como nos gustaría pensar. Según los últimos estudios, lo que comes puede tener una influencia directa sobre tu sistema inmune. Te explicamos cómo potenciarlo para tener unas defensas perfectas, comenzar el otoño con buen pie y poder rendir al máximo en el trabajo, en tus entrenamientos o el resto de tu vida sin sucumbir a los microbios.
- Come alimentos integrales. Una de las claves para tener un sistema inmune en perfecto estado de revisión es cuidar la flora intestinal bacteriana. Los alimentos integrales vegetales (legumbres, cereales, nueces, almendras y frutos secos en general, hortalizas y frutas enteras) son ricos en fibra, y parece que a nuestras bacterias intestinales les gusta mucho. Además, según un estudio reciente, si las bacterias intestinales no reciben cantidades suficientes de fibra, se alimentan de la sustancia que protege el intestino grueso que también sirve para evitar algunas infecciones.
- Come más vegetales. Aparte de la fibra que contienen, hortalizas y frutas son ricas en algunos micronutrientes y sustancias que, según la evidencia científica, pueden fortalecer las defensas: vitaminas A, B6, B9 (ácido fólico), C y E, zinc, cobre, selenio, quercetina o flavonoides.
- Cocina bien los alimentos para evitar infecciones de microbios patógenos, pero no te olvides de comer verduras crudas con frecuencia: lava bien y aliña con vinagre de manzana o de arroz o con limón para reducir los posibles microbios (¡y para disfrutar!).
- Más alimentos fermentados. Son importantes -los famosos probióticos- porque contienen bacterias beneficiosas que se ocupan de las bacterias malas. Los encontrarás en el miso, el kéfir, los yogures de buena calidad o los vegetales fermentados como el chucrut.
- Evita los alimentos altamente procesados. Un estudio publicado en Nutrition Journal en 2014 decía que estos alimentos, entre ellos la comida rápida o la bollería industrial, alteran el equilibrio de la flora intestinal, incrementan la permeabilidad intestinal (y por tanto la posibilidad de sufrir más infecciones) y alteran la función inmune de las células. En general, evita los alimentos ricos en azúcares, sal y grasas hidrogenadas.
- No te estreses. Los estados continuos de estrés someten al cuerpo a una verdadera tormenta de hormonas y pueden reducir las defensas, aunque todavía se está estudiando cómo funciona exactamente este mecanismo. En cambio, el estrés puntual, como el que se produce durante la práctica deportiva moderada, incluso puede mejorar las defensas.
- Haz ejercicio físico. La actividad física moderada contribuye de manera indirecta a mejorar las defensas, porque mejora la circulación, lo que permite que las células defensivas trabajen de manera más eficiente, mejora la salud en general y ayuda a controlar el peso, un factor de riesgo importante.
- Pero no te pases: El ejercicio extremo o de alto rendimiento baja las defensas. Entrena fuerte si quieres, pero respeta los períodos de descanso y ten cuidado de la dieta.
- Mantén el peso a raya. El sobrepeso y la obesidad son procesos inflamatorios, que obligan a tus defensas a hacer horas extras, y un factor de riesgo de otras enfermedades. cheap fake ids
- Duerme un mínimo de siete horas al día para permitir que el cuerpo se pueda reparar.
¿Que piensas?