Cada vez hay más personas que llevan el tupper al trabajo. Si es tu caso y quieres animarte con ingredientes saludables y un aspecto insuperable, te proponemos que te apuntes a la moda de las ensaladas en frasco de vidrio: te aportarán vitalidad, salud y un toque de alegría y color.
Esta tendencia llega de Estados Unidos, donde llaman a los frascos Mason Jars, y tienen muchas ventajas respecto a los botes convencionales. El vidrio es un material que no transmite sabores ni tóxicos a los alimentos y que asegura una conservación ideal de los ingredientes: un buen recipiente con un cierre de rosca o hermético nos permite tener la ensalada en perfecto estado durante tres o cuatro días, aunque te recomendamos que no dejes pasar mucho tiempo porque cuanto más fresco sea un vegetal más nutrientes tendrá.
Prepararlas es fácil, pero tenemos que respetar el orden de los ingredientes para evitar que se oxiden o que queden aplastados, ya que uno de los atractivos de esta manera de comer es la estética, que también es importante. Lo primero que tenemos que poner, en la base del bote, es la salsa para aliñar, dos o tres cucharadas. Una vinagreta clásica siempre funciona, pero explora sin miedo otras posibilidades como ingredientes: jugo de limón, salsa de tahina o de almendras sin azúcar, especias, aceites vegetales de primera presión en frío como el de lino, sésamo o de cáñamo… La capa de encima de la salsa sirve para separar la salsa del resto de ensalada y debe estar hecha con los ingredientes más pesados, como legumbres (garbanzos, judías o incluso adzuki) y trozos de verduras crudas: tomates cherry, pepino, zanahoria o calabacín. Si optas por cocinar algunos ingredientes recuerda que puedes ampliar aún más el abanico de ingredientes que utilizas. Encima de todo siempre debe ir la hoja verde, que nos proporciona frescura, vitaminas, minerales y fitoquímicos como los betacarotenos (que son antioxidantes) y clorofila, que tiene un poderoso efecto detox. No te limites a poner lechuga cada día. La rúcula, berro o las espinacas, por poner algunos ejemplos, son alternativas nutricionalmente superiores. Y encima, añade algo crujiente, como frutos secos, semillas o incluso alguna fruta o verdura deshidratada o liofilizada.
Más consejos para hacer la ensalada perfecta
- La puedes preparar la noche antes y guardarla en la nevera.
- Vigila que las verduras y las frutas estén bien secas, porque si no presentarán un mal aspecto.
- Si tiene que ser un plato único recuerda poner proteínas (legumbres, frutos secos, pescado en conserva, pollo, queso fresco, tofu, tempeh…), hidratos de carbono (alguna verdura como la zanahoria y el nabo, pero sobre todo cereales integrales y legumbres o alguna fruta) y grasas (aceites de buena calidad, semillas, frutos secos, aguacate o pescado azul).
- Experimenta con perejil, cilantro, menta, albahaca, romero, tomillo, jengibre o cúrcuma frescos: proporcionan sabor y tienen propiedades saludables.
- Las verduras crudas y los germinados te garantizan vitaminas y enzimas a raudales, pero pueden ser indigestas para algunas personas. Si es tu caso, las puedes cocer al vapor o hervirlas un par de minutos.
- Cuando la prepares hazla por capas, jugando con los colores y las texturas.
Más allá de estos cuatro consejos, el resto está en tus manos. ¡Da un toque de color y de vitalidad a tus comidas en el trabajo!
¿Que piensas?