Mejora la agilidad, la resistencia, la coordinación, la flexibilidad, tonifica los músculos del cuerpo… y sí, también quema grasas y ayuda a perder peso. Te contamos los secretos del entrenamiento funcional.
Esta manera de entender el entrenamiento, que cada vez está consiguiendo más adeptos, tiene como principal objetivo la mejora de la calidad de vida. Pretende facilitar y reducir el riesgo de lesiones en los movimientos que se realizan tanto en la vida cotidiana como en los entrenamientos, a través de la tonificación de la musculatura encargada de estabilizar el tronco (principalmente la zona abdominal y lumbar).
Porque es el mejor entrenamiento para evitar lesiones lumbares
La principal diferencia respecto a los ejercicios tradicionales de tonificación es que «no trabaja de manera aislada un determinado músculo o zona muscular, sino que se trata de un entrenamiento de movimientos en los que intervienen un gran número de grupos musculares», nos cuenta Robert Herraez, codirector del área de fitness del DiR. Además añade que «gracias a este tipo de entrenamiento se reducen las posibilidades de producirse lesiones bastante habituales en la zona lumbar, como podría ser un pinzamiento a la hora de levantar un peso del suelo».
Si eres de aquellas personas que pasan muchas horas sentadas en una silla delante del ordenador es bastante probable que tu espalda acabe resintiéndose. Por esta razón, realizar ejercicios en condiciones de desequilibrio, como por ejemplo ejecutar movimientos con un solo pie de apoyo utilizando gomas, fit balls o Bosu, beneficiará extraordinariamente la musculatura estabilizadora del core (el centro del cuerpo), y así evitarás o disminuirás los dolores de espalda.
Porque cada sesión de entrenamiento funcional puede ser diferente
Una de las ventajas de este entrenamiento es que existen miles de ejercicios diferentes, así es imposible aburrirse o caer en la monotonía. Además se pueden utilizar todo tipo de materiales para añadir variaciones en cada movimiento: kettlebells, balones medicinales, cintas elásticas, mancuernas, cajones, TRX…
Un ejemplo de ejercicio para trabajar cuádriceps, isquiotibiales, glúteos y gemelos, es empezar realizando 10 sentadillas sobre el bosu, tratando de no perder el equilibrio y manteniendo el tronco bien recto. Después podemos continuar con dos series más de 10 repeticiones realizando también sentadillas, pero en este caso con el bosu invertido. A partir de ahí puedes empezar a variar los ejercicios añadiendo nuevos materiales como mancuernas, realizar la sentadilla apoyando sólo un pie sobre el bosu, etc.
Porque cualquier persona puede realizar este entrenamiento
Para realizar el entrenamiento funcional no es necesario tener una forma física determinada, porque el nivel de los ejercicios se pueden adaptar a las condiciones de cada persona. Además, la dificultad puede ir incrementando a medida que aumenta tu resistencia al entrenamiento.
Si quieres empezar a realizar este tipo de entrenamiento te recomendamos que lo hagas bajo la supervisión de un profesional, así aprenderás a realizar correctamente la técnica de cada ejercicio y las variaciones que se pueden aplicar. Por ejemplo, en el DiR puedes empezar con las Sesiones Funcionales Express en la sala de fitness de todos los clubes, dirigidas por el técnico de sala y de sólo 15 minutos de duración. Son perfectas para combinar con un entrenamiento cardiovascular o también con sesiones de musculación.
¿Que piensas?