La alimentación y la actividad física son pilares fundamentales para perder peso y disfrutar de salud, pero existen otros factores que pueden contribuir a favorecer desequilibrios en nuestro cuerpo
En la mayoría de los casos, ganar peso a menudo es el resultado de una mala alimentación acompañada de una insuficiente actividad física, pero hay otros factores que pueden promover la obesidad o dificultar la pérdida de peso:
-
Alcohol:
El alcohol nos aporta calorías vacías, esto quiere decir que nos aporta energía (7,1 kcal / g de alcohol) pero ningún nutriente. Por lo tanto, su consumo resulta totalmente prescindible. Además, la evidencia científica demuestra que su consumo causa una supresión en la oxidación de las grasas aumentado así su concentración en nuestro cuerpo y depositándose en el área abdominal.
-
Estrés
Cuando nos encontramos en situación de estrés, nuestro cuerpo reacciona liberando hormonas. Estas hormonas hacen que nuestro cerebro esté más alerta, aumentan nuestro pulso y la tensión en nuestros músculos. En pequeñas cantidades, estas hormonas resultan imprescindibles para superar estas situaciones de estrés y angustia pero cuando estas situaciones se prolongan durante un periodo largo (estrés crónico), estas hormonas se relacionan directamente con la obesidad, la ansiedad, problemas en la piel, depresión, etc.
-
Saltarse comidas
Nuestro cuerpo se comporta de manera ahorrativa de forma natural. Si obtiene energía de forma continuada, realizando 3-4 comidas al día, la gasta sin problemas. En cambio, si no la obtiene de forma continuada, entra en estado de alerta y, una vez introducimos el alimento, «el almacenará». De este modo ralentizar nuestro metabolismo basal, dificultando así la pérdida de peso. Es por eso que es importante realizar todas las comidas. La planificación y la disciplina es la base de una correcta alimentación.
-
Dormir mal
Cuando dormimos poco (4-5h / día), nuestro cuerpo libera grelina, una hormona que estimula el apetito y reduce la leptina, la hormona de la saciedad. Haciendo que tengamos más hambre y, por tanto, comemos más. Este hecho aumenta el riesgo de obesidad y dificulta la pérdida de peso.
-
Trabajo por turnos
Los cambios a la hora de dormir y comida causan una alteración en nuestro reloj biológico. Según estudios publicados en Weizmann Institute of Science, trabajar en horario nocturno disminuye el gasto energético total durante el día y, por tanto, presentan más riesgo de padecer obesidad.
-
Dejar de fumar
El aumento del peso corporal cuando se deja de fumar se atribuye a una mejora en las papilas gustativas a la hora de distinguir los sabores y el hábito de tener el cigarrillo en la boca que pasa a ser sustituido por el pica-pica. Si estás pensando en dejar de fumar, no dudes en ponerte en manos de nuestro equipo de nutricionistas, que te ayudarán a conseguirlo con diferentes técnicas.
¿Que piensas?