A menudo desterramos de nuestra alimentación a un grupo de alimentos por su mala fama, o adquirimos costumbres contraproducentes por el simple hecho de haberlo leído en alguna parte
Nos queremos poner en forma y empezamos a mirar por internet dietas y recomendaciones mientras escuchamos amigos y familiares que nos comentan lo que a ellos les ha ido muy bien para perder peso. ¿Pero qué hay de cierto en estas recomendaciones y mitos? Veamos unos ejemplos:
¿La fruta después de comer engorda?
La fruta es rica en vitaminas y minerales imprescindibles para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Además, aporta fibra, importante para el sistema digestivo. Su composición no varía dependiendo del momento en que se consume por lo tanto, esta afirmación es falsa.
“Las grasas son perjudiciales y deben eliminarse de la dieta”
La grasa es necesaria para llevar a cabo diferentes funciones imprescindibles como la regulación térmica del cuerpo, la síntesis de hormonas o la absorción de vitaminas, por tanto, no se deben eliminar de nuestra alimentación. Sin embargo, no todas las grasas son saludables. Las grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas presentes en el aceite de oliva, los frutos secos, las semillas, el pescado azul o el aguacate, se deben consumir diariamente, pero si no se hace un buen uso de estos, calentándolos a altas temperaturas, pierden su estructura y dejan de ser saludables. Es lo que conocemos por grasas trans y se encuentran en productos como la bollería y otros procesados. El consumo de estas grasas trans no debe superar un 1% de la energía total consumida, según la OMS.
“Los hidratos de carbono engordan”
Los hidratos de carbono contienen glucosa, nuestra fuente principal de energía. Según las recomendaciones de la OMS, del 100% de lo que comemos, un 55% deben ser hidratos de carbono, y de éstos, un máximo del 5% de azúcar rápido. Si eliminamos o reducimos excesivamente este grupo alimentario, nuestro cuerpo utilizará otras vías a partir de proteínas y grasas, para obtener esta energía pero, en consecuencia, perderemos masa muscular, disminuiremos nuestro metabolismo basal y propiciaremos el efecto rebote cuando volvemos a introducir este grupo de alimentos.
“Si no ceno, adelgazaré más rápidamente”
A menudo existe la creencia de que saltarse una comida, sobre todo si es la cena, puede contribuir a la pérdida de peso porque «como que enseguida nos vamos a dormir y no hacemos ninguna actividad, no es necesario ingerir nada». Debemos recordar que, mientras dormimos, nuestro cuerpo sigue en funcionamiento: nuestro corazón sigue latiendo, nuestro cerebro sigue trabajando y, además, se sintetizan hormonas imprescindibles como la hormona del crecimiento, importante para la regeneración del cuerpo. Por lo tanto, la cena es una comida igual de importante que la comida o desayuno.
«Necesito comer mucha proteína para ganar masa muscular»
Aunque la proteína tiene un papel muy importante para la recuperación, un exceso puede tener consecuencias en nuestro cuerpo. Se recomienda consumir 1g diario por kg de peso corporal y, en algunas situaciones, hasta unos 1,8 g diarios por kg de peso. ¿Pero ganaré más músculo tomando más proteína? No. Sin embargo, si no tomamos suficiente, no conseguiremos ganar nunca.
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