Hay preguntas que, si no buscas cuatro pies al gato, son fáciles de afrontar y de responder. Es el caso de cómo queremos vivir, si encerrados en casa, con limitaciones y la amenaza de la pandemia o haciendo vida normal. Cuando se acerca el segundo cumpleaños del día que la normalidad se acabó de golpe, es bueno decir las cosas por su nombre y no perdernos en matices.
La mejor cara de Barcelona la encontramos cuando la ciudad late sin miedos ni limitaciones. Lo mismo pasa en nuestros clubs DiR. Escuchar el reencuentro de los usuarios, “¡eo, hola!, ¿cómo estás?”, es muy bonito. No tiene precio, es la prueba de que somos una gran familia. ¡Es la vida misma! Que las salas de dirigidas vuelvan a tener ritmo, que el ‘Bootcamp’ continúe sorprendiendo a quienes lo prueban, que jugar a pádel aspire a ser la mejor hora de la semana o que en la piscina se escuche cómo los brazos buscan el impulso dentro del agua, es una gran noticia.
A las ventajas reconocidas de practicar actividad física se añade el valor de practicar esta actividad con la perspectiva que un día, no hace demasiado, esto era poco más que un sueño. No podíamos salir de casa, vivíamos encerrados, sabiendo que los que sabían algo, sabían muy poca cosa.
El Covid-19 lo cambió casi todo. En estos meses se ha probado científicamente que hacer actividad física regularmente aumenta las defensas del sistema inmunológico. Por eso DiR ha abanderado la defensa de los centros de fitness, convencidos de que se tenía que mantener la actividad. Era una manera de protegernos del virus y de estar equilibrados mentalmente, en un momento donde se han disparado los problemas psíquicos, por la misma dureza del Covid.
«En estos meses se ha probado científicamente que hacer actividad física regularmente aumenta las defensas del sistema inmunológico.»
Ahora nos toca continuar trabajando para mantener la actividad, cumpliendo con toda la normativa de salud, siendo los más exigentes en la aplicación de sistemas de control y protección. Ya lo fuimos instalando los termómetros en los accesos y lo volveríamos a hacer siempre que una tecnología nos permita vivir mejor.
Pero, y pongo un ejemplo –hay muchos–, la eficacia de nuestros equipos encontrando aplicaciones inteligentes en tiempos récord, de poco habría servido sin la actitud positiva, y de colaboración, de los usuarios del DiR. A la familia del DiR se os pidió cambiar vuestros hábitos y lo hicisteis con una gran complicidad, poniéndonos las cosas fáciles. Es por eso que tengo pendiente de daros las gracias. Hace meses que os quería decir ‘gracias’ por estar, por la confianza que habéis demostrado a DiR y por cómo entendisteis todas las limitaciones que se fueron implantando. Pero ahora también querría animar a los que todavía no se han vacunado, que lo hagan. Que lo hagan para estar protegidos y por el resto. Por uno mismo y por todos. De hecho, si el proceso de vacunación no avanza, nos podemos encontrar que, obligados por Salud, tengamos que enseñar el certificado de vacunación en todos los lugares de concurrencia, cosa que sería pesado.
«También querría animar a los que todavía no se han vacunado, que lo hagan. Que lo hagan para estar protegidos y por el resto. Por uno mismo y por todos.»
Las lecciones que el Covid-19 nos ha ido dejando no son menores. Ahora tenemos clarísimo que vivir en esto que podríamos decir como ‘la normalidad’ no está nada mal, sobre todo porque un día se puede perder y echar de menos. Por lo tanto, todos los esfuerzos que podamos hacer para mantenerla son bienvenidos.
Y todavía otra cosa, que hoy no está en discusión. Necesitamos la actividad física para vivir bien, para sentirnos bien, para encontrarnos bien.
Por todo esto os damos las gracias y os invitamos a proteger el tesoro de la normalidad, siendo conscientes de lo que tenemos. Sí, de verdad, no nos distraigamos. Protegeos porque el Covid-19 está activo y no se cansa de atacar, pero sobre todo venid al DiR y pasadlo bien. Gracias, una vez más.
Ramon Canela
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