Si en un escaparate del Paseo de Gracia se pudiera mostrar la vida que hay en los veintidós @ClubsDiR, estaríamos delante del escaparate que más miradas captaría de toda Barcelona.
Los DiR son vida. La gente se mueve con la ilusión de quien tiene un proyecto vital que vale la pena. Y es que cuidarse, lo vale. Estar bien es un gran proyecto porque esconde una inmensa recompensa: el equilibrio con uno mismo.
Pero hoy esa vitalidad esconde un choque muy potente entre la realidad y las percepciones. Y procuraré hacerme entender. Con la Covid-19 el mundo se paró de repente. El sector del fitness cerró más de ciento sesenta y cuatro días en Cataluña y desde entonces trabajamos muy fuerte para recuperar el nivel de usuarios de la prepandemia.
Por tanto, es tan verdad que los @ClubsDiR vuelven a tener el bullicio de una pequeña gran ciudad, como que todavía no hemos llegado donde estábamos, lo que nos lleva a una segunda reflexión.
No hace demasiado leía que, según datos recientes, en el Reino Unido calculan que un millón de personas ha dejado de entrenar y realizar actividad física a raíz de la pandemia. Esto demuestra que a veces las percepciones nos engañan. Hoy se ha instalado en la opinión pública la percepción general de que se anda, se corre y que se va al gimnasio como nunca, pero los datos lo desmienten. Debemos combatir la falsa leyenda que nunca se ha practicado tanto deporte como ahora porque, sencillamente, es fruto de una imagen distorsionada.
Como sociedad debemos volver a la realidad. Hay que animar a la gente a volver a los centros de fitness porque las cosas nos van mucho mejor cuando la sociedad es sana y feliz. Debemos volver a compararnos con los niveles de febrero de 2020, antes de la pesadilla de la COVID-19. Debemos volver a los indicadores previos a la pandemia. Lo demás es hacernos trampa y quedar atrapados en la imagen distorsionada de los primeros meses de pandemia, cuando pasear una hora al día era una liberación. Debemos huir de este recuerdo porque, con el paso del tiempo, esas imágenes todavía nos parecerán idílicas y, no, no lo son.
Así, ahora que vamos recuperando el pulso, ¿qué proponemos? ¡Pues sugerimos vida! Que las calles y los gimnasios vuelvan a ser un hervidero de vida. En DiR sabemos que tenemos una responsabilidad social, y la ejercemos. Por eso desde el DiR hacemos un esfuerzo de precio, ofreciendo muchísimas modalidades de pago. El objetivo es poner la actividad física al alcance de todos. Éste debe ser un objetivo que comparte la mayoría de la sociedad y que también debería ser compartido por nuestros gobiernos. Sin prisas, sin la presión de una negociación de última hora, pero pensando en la gente, es la hora de revisar el IVA de los gimnasios –ahora está en un escandaloso 21%– y ayudar a que la actividad física esté, realmente, al alcance de todos. ¿Quién puede negarse?
Ramon Canela
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